Principio
biótico
La
Enfermería profesional hizo suyos los tradicionales principios de la ética
médica: "No dañar" y "Hacer el bien", y a ellos añadió los
de: fidelidad y veracidad. El primero es sinónimo de amor,
respeto, compromiso. Esto significa ser fiel a los intereses de los pacientes
que se atienden, por encima de cualquier otro interés, siempre que no
interfieran con los derechos de otros. Fidelidad al paciente, es entendida
como el cumplimiento de las obligaciones y compromisos contraídos con el
paciente sujeto nuestro cuidado, entre los cuales se encuentra el guardar el secreto
profesional.
El secreto profesional o confidencialidad es
la obligación de guardar reserva sobre la información que que el paciente nos confié, mientras éste no autorice a divulgar la o el silencio pueda llevar
implícito el daño a terceros.
La veracidad es otro principio ético que
rige el actuar de la enfermera. Este principio ha estado más vinculado con el
ejercicio responsable de la profesión. Decir la verdad aunque ésta coloque al
profesional en una situación difícil al tener que admitir el haber cometido un
error. Sin embargo, valdría la pena reflexionar acerca de las posibles
violaciones de este principio, tanto cuando se dicen "mentiras
piadosas" al enfermo, contrario a su deseo de saber la verdad, como cuando
se oculta el error de un colega u otro profesional, por "compañerismo",
y con ello se pone en peligro la salud y hasta la vida de otro ser humano,
especialmente de uno que ha confiado esos bienes inapreciables a un profesional
de la salud que considera íntegro.
De todo lo anterior se infiere que no basta que la
enfermera conozca los principios éticos en los cuales debe sustentar el
ejercicio de su profesión, sino que resulta imprescindible que dedique sus
mejores esfuerzos a cultivar las virtudes morales que le permitirán
cumplir con su cometido social.
La honestidad, el humanitarismo, la integridad, la
dignidad profesional, la justicia, la prudencia, la veracidad, la ecuanimidad,
la paciencia, la modestia, la diligencia, la lealtad o fidelidad al paciente,
la perseverancia, unidas todas ellas a la generosidad y benevolencia; pero
sobre todo a la solidaridad, constituyen los patrones clásicos, y también
actuales, de las mejores enfermeras.
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